La dis-lógica de las preguntas y respuestas infantiles: curiosidad, caos y anti-caos
En nuestra cotidianeidad, a veces, nos invaden las ganas de contestar con un rotundo y definitivo: “¡Porque sí!”- no importa la edad que tengamos – frente a unas preguntas “muy adultas” y muy majaderas, hay que decirlo, acerca del “por qué” hacemos o no hacemos, pensamos o no pensamos en esos momentos de mayor introspección interior, que nos enfrentan a nosotros mismos, tal como somos o nos sentimos, llenos de dudas y casi desamparados frente al misterio del sentido del qué y del cómo de nuestra propia existencia. En esos casos, es mucho más fácil ceder a esa tentación…
En nuestra cotidianeidad, a veces, nos invaden las ganas de contestar con un rotundo y definitivo: “¡Porque sí!”- no importa la edad que tengamos – frente a unas preguntas “muy adultas” y muy majaderas, hay que decirlo, acerca del “por qué” hacemos o no hacemos, pensamos o no pensamos en esos momentos de mayor introspección interior, que nos enfrentan a nosotros mismos, tal como somos o nos sentimos, llenos de dudas y casi desamparados frente al misterio del sentido del qué y del cómo de nuestra propia existencia. En esos casos, es mucho más fácil ceder a esa tentación…